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He aquí un pequeño ensayo que escribí para la universidad sobre la cultura de masas.
Pedro Páez.
14/10/2011
14/10/2011
Varios académicos concuerdan en el profundo alcance del fenómeno social que representa la cultura de masas. Dicho fenómeno interviene en cada hogar y en cada uno de los habitantes de una sociedad, es decir, como su nombre indica, se trata de una cuestión masiva. Esto sucede –sostiene Umberto Eco (1932-)– como consecuencia de la era industrial y del acceso al control de la vida social de las clases subalternas que eventualmente han adquirido los medios de comunicación (Eco, Umberto, 1968). Se entiende además que el alcance de esta singularidad social –propia de los siglos XVIII, XIX, XX y XXI– apunta, en ciertos niveles, a un factor tácito que de alguna manera determina el actuar y el pensar de las personas.
Friedrich Nietzsche (1844-1900) entendía, en un contexto utópico –que no deja de ser real– que la masa debía ser considerada como un elemento singular, formada por varios individuos débiles en su razonar y en su sentir que actúan movidos todos por el mismo motor, es decir, formando una inmensa máquina de elementos homogéneos que responden a un poder abstracto, contenido y manifiesto únicamente en el accionar de la masa. Este elemento (según Nietzsche) se mostraba antagónico al superhombre con carácter individualista e independiente (Nietzsche, Friedrich, Así habló Zaratustra, 1883).
Ortega y Gasset (1883-1955) paralelamente deduce que este poder, omnipotente, tiene como fuerza de ejercicio al uso:
Ortega y Gasset (1883-1955) paralelamente deduce que este poder, omnipotente, tiene como fuerza de ejercicio al uso:
…y ese poder, que se manifiesta generalmente con los eufemismos de coacciones y de presiones morales, de causarnos daños morales, pero que siempre -a la postre- amenaza con la eventualidad de una violencia física; ese poder, por tanto, físico, brutal, que :-como veremos- funciona también brutalmente, ese poder que no es de nadie, que no es humano en este sentido, es algo así como un poder elemental de la naturaleza, como el rayo y el vendaval, como la borrasca o el terremoto, como la gravedad que empuja en su vuelo la masa exánime del astro, ese poder es el «poder social». Y «el poder social» funciona en la coacción que es «el uso». (Ortega y Gasset, José, El hombre y la gente, 1957).
En el año de 1440 el alemán Johannes Gutenberg (1398-1468) da vida a la imprenta moderna, y por ende, a un inmenso proceso de difusión de información que, se situaría en primera instancia, en la Europa renacentista pero que, iría tomando poder como una inmensa ola en mar abierto para tocar tierra en el siglo XIX chocando con otro colosal proceso, esta vez de industrialización del viejo continente y América del norte, proceso que desembocaría en la creación y desarrollo de nuevos métodos de comunicación masiva tales como la radio y la televisión.
El fenómeno de la cultura de masas aborda el siglo XX con un panorama ideal para su asentamiento. La vulnerabilidad de las sociedades mundiales y la impersonalidad que predomina en las acciones sociales, además de los profundos paradigmas políticos de la época, crean un perfecto caldo de cultivo para que se desarrolle una global cultura de masas. Dependiente del cine, la radio, la prensa y la televisión, la sociedad mundial pierde por completo el individualismo y se aferra cada vez más a cierta omnipotencia que desarrollan los medios masivos de comunicación, prueba de aquello es lo acontecido el 30 de octubre de 1938 en los Estados Unido, donde una emisión radial de la CBC narraría la invasión extraterrestre descrita en la obra de H. G. Wells “La guerra de los mundos” desatando el cólera entre millones de estadounidenses que, antes de terminar el programa se habían ya despedido para siempre de sus seres queridos. Cosa parecida sucedería en la ciudad de Quito once años más tarde donde, Radió Quito emitiría la misma transmisión y desataría la misma histeria entre la población. Estos sucesos constituyen un interesante fenómeno resultado de la cultura de masas y que es denominado “psicosis colectiva”.
Ejemplar del New York Times del 31 de octubre de 1938 |
La cultura de masas actúa formando a las colectividades de individuos en un ente social, en una masa que permite cierto nivel limitado de individualidad, pero que, actúa, o hace que los individuos actúen de una manera si no homogénea al menos poco heterogénea.
Considero que este fenómeno social tiene sus bases –o al menos algunas de ellas– en un proceso histórico de evangelización en Europa y en América, tomando en cuenta la hegemonía histórica del cristianismo esto podría traducirse a nuestros días como la búsqueda de cierta obediencia política y social que se obtiene mediante la distracción masiva, así, vemos hoy en día el florecer de un mundo cada día menos personal e individual en el que todo o todos son un bien de consumo y que algunos lo han calificado con el perverso término de globalizado.
Bibliografía.
· Eco, Umberto (1968). Apocalípticos e Integrados, Madrid 1984, Casa Editorial Valentino Bonpiani, Versión Virtual.
· La Enciclopedia (2004). Madrid, Salvat Editores S.A. 2004
· Nietzsche, Friedrich (1883). Así habló Zaratustra, Valladolid 2007, Editotial Maxtor, Versión Virtual.